Conversaciones familiares I
Ella (4): Mamá, ¿por qué yo nunca he visto a mi ángel de la guarda ni a mi hada madrina?
Él (6): A tu hada madrina no la has visto porque no existe, es una leyenda.
Yo: ¿Y tú cómo sabes que el ángel de la guarda no es también una leyenda?
Él (6): Ah, ese el misterio: no lo sé. Sólo puedo decir que creo en él.
Conversaciones familiares II
Ella (4): Mamá, ¿cuánto falta para llegar a la cueva?
Yo: Poco.
Ella: Es que estoy cansada.
Yo: Si no llegamos, no encontraremos el tesoro.
Ella: De todas maneras no quiero encontrarlo.
Yo: ¿Por qué, amor?
Ella: Porque los tesoros, cuando uno los encuentra, se mueren.
Conversaciones familiares III
Yo: ¿Tú le dijiste a la J. (2) que tomara agua del water?
Ella (4): No, yo no fui.
Yo: Dime, A., ¿por qué hiciste eso?
Ella (4): Ay, mamá, es que no podía aguantar la risa.
Conversaciones familiares IV
Ella (4): Cuando duermo contigo tengo sueños terribles.
Yo: ¿Soñaste algo anoche? ¿Qué soñaste?
Ella (4): Soñé que estabas acostada en la cama, te tomaban en brazos, te ponían en el suelo y te partían en dos con un cuchillo.
Yo: ¿Quieres dormir sola esta noche?
Ella: No, yo sé que son sólo sueños. Me gusta mucho dormir contigo.
Conversaciones Familiares V
Ella (4): Mamá, no quiero morirme, no quiero que te mueras.
Yo: Todos nos vamos a morir, amor. Pero cuando uno es tan viejito, tan viejito, el cuerpo está cansado y ya no le importa morirse.
Ella (4): ¿Nosotras nos vamos a morir en la misma marca?
Yo: ¿Cómo? Uno no se muere en marcas.
Ella: A ver… es decir… ¿nos vamos a morir en la misma flor?