¿Mis historias valen la pena ser escritas? ¿Haré el ridículo? ¿Tendré una pluma aceptable? A medida que las semanas iban transcurriendo se me fue quitando el pudor y empecé a escribir sobre mis recuerdos y experiencias. A la par se iba formando un grupo humano que no solo te sabía escuchar sino que, con sus comentarios, te ayudaba aterrizar tus ideas y despojarte de tus pudores. El ambiente del taller es un espacio seguro, guiado sabiamente por Josefa, donde cada comentario es efectuado con respeto. Tengo la esperanza de volver a participar. Escribir autobiografía es todo un desafío liberador.