Esta semana, al realizar tu proyecto, trabajaste las ideas, y a partir de este trabajo pudiste observar cómo un concepto claro facilita el proceso de escritura. Ahora daremos un salto hacia el futuro. Ya escribiste tu texto, lo lees, observas la prosa, la frase, las palabras que escogiste, y dudas. Ahí comienza el proceso de corrección.
En los siguientes párrafos te entregaré algunas herramientas para mejorar tu texto una vez que tienes ya escrito un borrador; aunque estamos trabajando microrrelatos, estas herramientas pueden servirte para corregir (casi) cualquier tipo de texto.
Corregir es como podar. Con tijeras se cortan las ramas secas, los párrafos, frases y palabras que no aportan a la vida del árbol para que las ramas vivas puedan prosperar.
¿Cuáles son las ramas vivas? Todas aquellas palabras y frases clave que aportan sentido sin las cuales el texto perdería fuerza, vitalidad y brillo. Pero, ¿cómo reconocerlas? No siempre es fácil. Resulta más sencillo reconocer lo que está seco. Saca las palabras vacías y anda al callo de la cuestión.
Empecemos la poda.
- Cacofonías.
Cacofonía es cuando se repiten de manera casual (no deliberada) ciertas sílabas o letras produciendo un sonido molesto.
Ejemplo de cacofonía:
Algunos de los errores más corrientes de los estudiantes –que no siempre son evidentes—son los siete siguientes.
Corrección:
Algunos de los errores más habituales de los alumnos –que no siempre sabemos detectar—son los siguientes.
Ejemplo de cacofonía:
Pretende ayudar a profesores y a alumnos a encontrar utilidad, satisfacción, e incluso diversión, en la tarea de corrección.
Corrección:
Pretende ayudar a profesores y a alumnos a encontrar utilidad, satisfacción, e incluso gozo, en la tarea de corregir.
- Muletillas
La prosa refleja ciertas rutinas personales que hay que corregir para que no se vuelvan molestas al lector. Se trata de palabras o incisos que usamos para arreglar frases cojas o simplemente por inercia, sin darnos cuenta.
Típicas muletillas son:
- Porque
- Que
- Pues
- Desde luego
- Mucho
- Y
- Sin embargo
- Pero
- Realmente
- También
- Además
- O
- Simplemente
- Como
- Como también
- De
- A través de
- El hecho es que
- En cualquier caso
- Claramente
- Entonces
- Luego
- Bueno
- Y etcétera.
Pon aquí tu propia muletilla.
Ninguna de estas expresiones está mal en sí misma, el problema radica en la repetición.
Aprende a reconocer tus muletillas para que puedas evitarlas al escribir. Si no lo logras, no importa: es muy sencillo reconocerlas al corregir, saltan a la vista.
Una vez que las reconoces sólo debes procurar eliminarlas y arreglar la prosa para que no quede coja.
2. Eliminar los comodines
Comodín es la carta que encaja en cualquier juego. La palabra-comodín es aquel nombre, verbo o adjetivo, de sentido bastante general, que utilizamos cuando no se nos ocurre otro más específico. Abajo están en negritas y la corrección en cursivas.
- La problemática del racismo está en la agenda noticiosa.
- El incremento del racismo está en la agenda noticiosa.
- Es la obra más interesante del artista.
- Es la obra más ambiciosa del escultor.
- Es la escultura más audaz del artista.
- Subió al árbol para ver el nido de pájaros.
- Trepó a la higuera para ver el nido de golondrinas.
Mientras más genéricas y abstractas las palabras que escojas, más trabajo le costará al lector imaginar.
Al contrario, mientras más específicos y concretos tus términos, más rica será su imaginación.
3. Las palabras terminadas en “mente”
Si se abusa de los adverbios terminados en –mente se recarga la prosa y se hace pesada, porque son palabras largas. Además, cuando en un espacio breve hay más de uno de estos adverbios, provocan cacofonías.
Por ello, te entrego aquí una lista de alternativas (menos formales, más vivas y breves) para algunos de los adverbios terminados en –mente más comunes:
- Actualmente = hoy, ahora
- Antiguamente, anteriormente = antes
- Claramente = con claridad
- Definitivamente, absolutamente, totalmente = del todo
- Especialmente, principalmente = sobre todo
- Excesivamente = demasiado
- Finalmente = al final, para terminar
- Frecuentemente = A menudo, muchas veces
- Gratuitamente = gratis
- Indudablemente = sin duda
- Inicialmente = de entrada, al principio
- Lentamente = poco a poco
- Literalmente = al pie de la letra, palabra por palabra
- Obligatoriamente, necesariamente = a la fuerza
- Obviamente, naturalmente = claro que
- Periódicamente = a menudo, de vez en cuando
- Permanentemente = siempre
- Posiblemente = quizá
- Posteriormente = después, a continuación
- Próximamente = Pronto
- Rápidamente = deprisa
- Últimamente = Hace poco
- Súbitamente = de pronto, de golpe
- Únicamente = nada más
4. Lo irrelevante
Tus frases sólo deben tener hojas verdes, información útil, palabras clave. Elimina todo lo demás sin compasión y verás como la prosa gana en vivacidad y potencia. En suma: si puedes decir lo mismo con menos palabras, hazlo.
Ejemplo de irrelevancia
Un hombre no identificado, al parecer joven, que se cubría el rostro con un capuchón y portaba una pistola, realizó un asalto en las dependencias de la sucursal del Banco de Chile ubicado en la calle Ahumada, de la que consiguió llevarse un botín que asciende a un total de veinticinco millones de pesos.
(54 palabras)
La misma historia, sin omitir información relevante, en menos de veinte palabras.
Un encapuchado se llevó a punta de pistola veinticinco millones de pesos del Banco de Chile de la calle Ahumada.
5. El tamaño de las frases
La capacidad media de memoria a corto plazo es de 15 palabras.
Esto significa que cuando nos encontramos con una oración larga, con frases intercaladas también largas, nuestra memoria se sobrecarga y perdemos el hilo de la prosa.
Tampoco hay que caer en el extremo opuesto de redactar telegráficamente de modo que el lector deba sumar las frases en su cabeza para poder entender una idea.
Trata de que tus oraciones no sobrepasen las 30 palabras y de que no tengan más de dos frases intercaladas.
Lo ideal es ir combinando frases cortas, e incluso muy cortas, con otras más largas, para darle al texto ritmo y variedad.
Un punto
Los expertos en ganadería se oponen a la importación de estos animales por varios motivos, que van desde la falta de garantías sanitarias de los países vendedores (quienes no han podido aportar ningún documento, de valor internacional, sobre la cuestión), al descenso de la demanda de estas carnes en nuestro país, y también a la falta de una explicación satisfactoria sobre cómo se realizaría el transporte, el almacenamiento y la conservación de la mercancía.
Cuatro puntos
Los expertos en ganadería se oponen a la importación de estos animales por varios motivos. En primer lugar, los países vendedores no han podido aportar garantías sanitarias, con documentación de valor internacional. También, la demanda de estas carnes ha descendido en nuestro país. Se ha explicado de forma satisfactoria cómo se realizaría el transporte, el almacenamiento y la conservación de la mercancía.
6. Ejercicio de corrección
Margarita,
He leído tu carta con muchísima alegría porque veo que el cariño que me tienes es muy grande, tan grande como el que yo te tengo; por más que me haya causado alguna tristeza el que me digas en tu carta que no te querré mucho porque no te escribo más a menudo, lo que no es cierto, puesto que te amo muchísimo, pero tú ya sabes que me cuesta mucho hacer una carta por más que sea muy sencilla, y que uno tiene siempre flojera de hacer lo que no sabe o le cuesta mucho hacer.
Tu Pablo.
Ayudemos a Pablo a corregir la carta.
Elimina las repeticiones, las muletillas, los comodines. Pon puntos seguidos. Poda y re-escribe las frases si es necesario, sin sacrificar información relevante ni añadir nueva información.
7. La descripción condensada
Describir es contar cómo es algo. Se puede describir objetos, personas, acciones, espacios, emociones.
Para describir podemos utilizar:
- Adjetivos: María era bonita.
- Metáforas: María era más mala que el veneno.
- Elementos sensoriales: María olía a leche de frutilla.
- Datos duros: María pesaba 35 kilos.
- Comparaciones: María era peor que su padre.
En el libro En busca del tiempo perdido, Marcel Proust se toma ochenta páginas para describir un vestido. Lo que nos interesa a nosotros es el efecto inverso: ¿Cómo describir de manera efectiva cuando tenemos apenas unas pocas líneas para contar una historia?
Mientras más específico el adjetivo, mejor.
Un hombre malo. ¿Qué tipo de malo?
¿Malicioso, amoral, sarcástico, cruel, cínico, sicopático, manipulador, egoísta, brutal, bruto, matón, violento?
Una película interesante. ¿Qué la hace interesante?
¿Ser inquietante, inteligente, perturbadora, innovadora, sugerente, audaz, violenta, intrigante, dulce, vertiginosa, intensa?
Una mujer bonita. ¿Cómo es su belleza?
Despampanante, sofisticada, voluptuosa, sensual, como una actriz de cine, como una supermodelo, angelical, misteriosa, una belleza infantil, una belleza antigua, tipo novia de futbolista, una belleza exótica, la reina de la primavera de Copiapó, como una reina de hielo, las piernas más largas y la falda más corta del barrio, una belleza masculina, una belleza femenina, una belleza discreta.
Como han podido ver en estas listas no sólo he puesto adjetivos, sino además algunas comparaciones.
Las comparaciones (tipo novia de futbolista) nos permiten imaginar de manera vívida a un tipo de mujer, pero al menos esta tiene algo odioso porque replica un estereotipo.
8. Es mejor mostrar que decir
Una imagen vale más que mil palabras.
“Cruel” es mejor que “malo”, pero “todos los días le dice a su mujer que no quiere tener hijos con ella porque es fea” es mejor que cruel.
Y por favor, preocúpense de no ser redundantes. ¡Si dicen que el hombre es cruel, no nos digan además que es malo!
Para describir a través de imágenes no podemos hacer como Proust y contarlo todo acerca del vestido, o contarlo todo acerca de la crueldad del hombre. Debemos escoger. ¿Y cómo? ¿Qué debemos escoger?
Detalles concretos, llamativos y cargados de significado.
Por ejemplo: en vez de decirnos: “iba vestida muy elegante”, danos uno o dos detalles que nos permitan imaginar de qué nos estás hablando. Hay distintos tipos de elegancia.
- Llevaba un vestido de lentejuelas rojas y escote generoso
- Aros de perla, sweater recatado de cachemira beige.
- Zapatos Prada y cartera Louis Vuitton
- Enfundada en terciopelo negro, labios rojos
- Iba vestida de tweet azulmarino.
- Llevaba el traje oscuro que reservaba para los entierros
Es verdad que estás últimas frases son más largas, pero contienen muchísima más información. Nos dicen mucho más sobre el personaje que: “iba vestida muy elegante”. Y si a estas descripciones le agregas el adjetivo “elegante”, hablarán también acerca del gusto del narrador.
Veamos otro ejemplo: “El hombre es desagradable”
- Recurre a adjetivos más fuertes y precisos: es atorrante
- Recurre a la descripción a través de los sentidos: huele a baño público
- Recurre a las comparaciones: luce como un gato tiñoso
- Recurre a los detalles significativos: las uñas largas e inmundas
VIOLAR TODAS LAS NORMAS
La que puede, puede
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