En esta pequeña novela (¿testimonio?) conocemos la historia de un pueblo aislado en el que después del levantamiento en contra del golpe de Estado/dictadura de Napoleón III todos los hombres son asesinados. Las mujeres, después de llorar a sus hijos, novios, maridos y hermanos, hacen un pacto: para que la vida continúe (y tácitamente, para satisfacer sus deseos sexuales) compartirán y se harán inseminar por el primer hombre que llegue. La historia (supuestamente, según la editorial) ocurrió en 1851 y fue escrita por su protagonista en 1919 durante la primera guerra mundial, a los 84 años. Aparte de presentar esta historia increíble, se trata de una novela literariamente moderna que abre todo tipo de conversaciones sobre el mandato de la masculinidad, la monogamia, los celos, la solidaridad de las mujeres, la autoría femenina, el anonimato, la mitología literaria alimentada por la industria editorial, la relación conflictiva entre gozo sexual, amor y reproducción.